Babosas fotosintéticas














Una babosa marina verde que aparenta ser parte animal y parte planta. Es la primera vez que se observa que un animal es capaz de producir clorofíla, un pigmento típico de plantas verdes.

Parece que las babosas hayan robado los genes que provocan la producción de este pigmento de las algas de las que se alimentan. Con esos genes las babosas pueden llevar a cabo la fotosíntesis, el proceso que usan las plantas para convertir la luz solar en energía que puedan aprovechar.

Según Sidney Pierce, biólogo de la Universidad de South Florida en Tampa; "Pueden generar su energía sin necesidad de comer nada"

Pierce ha estudiado estas criaturas únicas, llamadas oficialmente Elysia chlorotica, durante 20 años. Ha presentado su publicación más reciente el 7 de enero en la publicación anual de la Sociedad de Biología comparativa e integrativa de Seattle (SICB).

Según comentó Pierce a "LiveScience"; "Esta es la primera vez que animales multicelulares son capaces de producir clorofila".

Estas babosas de mar viven en las marismas de Nueva Inglaterra y Canadá. Además de robar los genes necesarios para producir la clorofila, las babosas también roban orgánulos celulares llamados cloroplastos, que utilizan para llevar a cabo la fotosíntesis. En los cloroplastos se utiliza la clorofila para llevar a cabo la fotosíntesis y convertir la luz solar en energía, tal como lo hacen las plantas, eliminando la necesidad de comer alimentos para obtener energía.

Según el autor: "Nosotros los recogemos y los mantenemos en los acuarios durante meses". "Mientras tengamos una luz sobre ellos durante 12 horas al día, pueden sobrevivir sin alimentos."

Los investigadores usaron un marcador radiactivo para asegurarse de que las babosas son realmente productoras de la clorofila a sí mismas, y no sólo las "ladronas" de los pigmentos preparados a partir de algas. De hecho, las babosas incorporan el material genético tan bien, que pasan a las siguientes generaciones.

Estas nuevas generaciones conservan la capacidad para producir su propia clorofila, pero no pueden llevar a cabo la fotosíntesis hasta que no hayan comido suficientes algas como para tener también los cloroplastos necesarios para producir la energía por su cuenta.

Esta actividad de las babosas es toda una hazaña, y los científicos aún no están seguros de cómo los animales realmente adecuan los genes que necesitan.

Vía: Al-Natural

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