La Mujer y el Buceo














Afortunadamente, el submarinismo recreativo ya está al alcance de la mayoría, pero no hemos de olvidar que, como en todo deporte, siempre pueden darse contraindicaciones muy específicas derivadas de algún trastorno físico.

En este sentido, el presente artículo se basa en los estudios efectuados por la prestigiosa organización DAN (Divers Alert Nework), dedicada al estudio del submarinismo, sus riesgos y procedimientos de salvamento, para intentar despejar las dudas más habituales que se refieren a la mujer y su relación con el buceo.

La Menstruación

En general, bucear durante la menstruación no parece desaconsejable, si bien unos estudios efectuados recientemente sobre un colectivo formado por mujeres que han sufrido trastornos disbáricos (956 mujeres) han obtenido la evidencia de que el 38% de dichas mujeres se encontraban en período menstrual en el momento del accidente. Parece pues posible que debido a la retención de fluidos y a la hinchazón de los tejidos, las mujeres se vean algo mermadas en su capacidad para eliminar el nitrógeno disuelto.

Por consiguiente, y a pesar de que esta teoría no ha sido en modo alguno demostrada, parece recomendable sugerir que las mujeres que se encuentran en período menstrual apliquen un plus de conservadurismo a sus inmersiones, reduciendo el número de inmersiones al día, haciéndolas más cortas y a menor profundidad o aumentando el tiempo de su parada de seguridad.

Aún así, siempre que el ciclo menstrual no origine otros problemas o molestias que afecten negativamente al estado físico o psíquico de la mujer, no existe absolutamente ningún motivo para que una mujer bucee durante su período menstrual.

El Embarazo

No tenemos a nuestra disposición datos fidedignos que aporten conclusiones probadas respecto a la relación del buceo con el embarazo, y precisamente éste es el hecho preocupante, ya que el efecto que puede producir el nitrógeno y el resto de gases inertes, así como el aumento de la presión parcial del oxígeno sobre el feto nos es totalmente desconocido. Incluso cabe la posibilidad de que se pudieran formar burbujas en el feto.

Por otro lado, la mayor propensión a los mareos que experimentan las embarazadas puede añadir también un aspecto desagradable a las inmersiones que puede derivar incluso en un accidente si la buceadora no reacciona debidamente ante un vómito o mareo repentino encontrándose sumergida.

Por todo lo comentado, parece recomendable suspender la práctica del buceo durante el embarazo, retomándola si se desea una vez efectuado el parto y siempre respetando los períodos de convalecencia.

La vuelta al Buceo tras el Parto

Actualmente los ginecólogos recomiendan evitar la práctica del buceo durante los 21 días posteriores al parto, lo cual permite que se cierre el cuello uterino reduciendo la posibilidad de una infección. En la práctica, en círculos de buceo se recomienda no bucear durante las 4 semanas posteriores al parto, y siempre que éste haya sido vaginal.

Respecto a los partos mediante cesárea, hay que tener en cuenta otros factores añadidos, tales como el tiempo de recuperación de la herida. La mayoría de ginecólogos aconsejan esperar entre 4 y 6 semanas, aunque debido a la baja condición física que seguramente tendrá la recién “mamá” y a la considerable carga física que supone acarrear el equipo de buceo, parece más realista aplicar un período de espera de al menos 8 semanas. En general, cualquier complicación añadida al parto puede aconsejar retrasar aún más la vuelta a los fondos marinos.

Todos sabemos que el cuidado de un bebé requiere de una gran dosis de dedicación y que puede interferir de manera seria en nuestra rutina diaria, afectando a nuestro normal descanso y condición física. Debemos tener muy en cuenta estos aspectos y amoldar la práctica del submarinismo a nuestras reales condiciones físico-psíquicas, siendo también válido este consejo para el padre.

Implantes de pecho

La prestigiosa organización dedicada al estudio y prevención de accidentes de buceo, DAN, efectuó recientemente unos estudios sobre diversos tipos de implantes mamarios. Para ello se utilizó una cámara hiperbárica que permitía observar el comportamiento de dichos implantes ante las variaciones de presión. Se probaron concretamente tres tipos de implante: silicona, salinos y salino-silicona.

Los investigadores simularon varios perfiles de inmersión recreativa con equipo autónomo, detectándose que en los implantes salinos y los de gel de silicona se producía un aumento del tamaño insignificante (entre 1% y 4%), siempre dependiendo de la profundidad y tiempo de permanencia. Con los implantes rellenos de salino se produjo el menor aumento de tamaño, debido a que el nitrógeno es menos soluble en salino que en silicona. El tipo de relleno salino-silicona mostró el mayor cambio de volumen, pero nunca a un nivel que pudiera dañar los tejidos circundantes.

En cualquier caso, si se llegan a formar burbujas en el implante, éstas desaparecen una vez transcurrido un cierto tiempo, por lo que es perfectamente normal que una mujer con implantes mamarios, sean del tipo que sean, pueda seguir efectuando la práctica absolutamente normal del buceo recreativo.

Como aspecto a considerar tenemos la variación en nuestra flotabilidad que un implante mamario puede provocar. En este sentido, los implantes rellenos con salido tienen flotabilidad neutra, pero los rellenos de silicona son más pesados que el agua y pueden afectar a la flotabilidad global de la buceadora, debiéndose compensar adecuadamente mediante un lastrado correcto.

Fuente: Oceandive

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